Deteriorar o no deteriorar

Deteriorar o no deteriorar, he ahí el dilema

Por María José Pizarro Mutinelli

Cada año (¿o cada mes?), las familias Kardashian y Jenner nos traen una nueva polémica que nos da de hablar y discutir en las juntas con nuestra familia y/o amigos. Durante mayo del 2022, Kim Kardashian, la hija mayor de la esta estruendosa familia llegó a uno de los eventos más esperados del año, la gala del Museo Metropolitano de Arte (MET), utilizando el clásico vestido de Marilyn Monroe con el que le cantó cumpleaños feliz al presidente John F. Kennedy.

 

La MET Gala es un evento anual organizado por la revista Vogue en conjunto con el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, EE.UU. Esta gala consiste en una alfombra roja televisada y una fiesta que reúne a muchas celebridades de distintos ámbitos, como rostros de televisión, música, modelaje, deportes, entre otros.

 

Cada año los organizadores definen una temática a la cual los invitados deberán interpretar y vestir según su estilo, por lo que la alfombra roja se transforma en una pasarela donde todos los ojos están puestos.

 

Kim Kardashian no se queda atrás

Kim era una de las invitadas más esperadas de la gala debido a las sorprendentes tenidas que ha utilizado durante los últimos años. Durante la MET Gala 2021, decidió vestirse de pies a cabeza de negro, donde ni siquiera se podía distinguir su cara. De no ser por los comentaristas de la alfombra roja, hubiese sido imposible reconocerla. El 2022 no quiso quedarse atrás, por lo tanto, decidió utilizar el vestido de Marilyn Monroe. Sí, el mismo vestido que utilizó la actriz, modelo y cantante estadounidense durante el cumpleaños de John F. Kennedy durante 1962. Hasta aquí, quien esté leyendo, pensará: ¿qué tiene que ver esto con la Contabilidad y las Finanzas? Calma, no está perdiendo su tiempo.

 

Sorprendió la utilización de la pieza casi 60 años después, porque durante el año 2016, este vestido había sido subastado por casi $5 millones de dólares en Julien’s Auctions, y adquirido por el museo Ripley’s Believe It Or Not, museo que se lo arrendó a Kim Kardashian el 2022 para su utilización en la famosa gala.

 

Ahora sí, ¿qué tiene que ver todo esto con la contabilidad?

La alfombra roja y la presencia de Kim con el vestido de Marilyn Monroe no estuvo exento de polémicas. En primer lugar, la personalidad de televisión estadounidense declaró haber tenido que adelgazar 7 kilos para poder ponerse el vestido. Sin embargo, se han presentado críticas sobre el estado en el cuál quedo el vestido luego de haberlo utilizado, por lo que las preguntas obvias que surgen son: ¿qué clase activo es el vestido? ¿Cuáles serían los ingresos provenientes de esta histórica pieza? ¿Debería perder valor contablemente por el supuesto mal estado en el que quedó?

 

El vestido histórico de Marilyn Monroe

Podríamos pensar que 60 años no es tanto para decir que es histórico, pero ser una de las actrices, cantantes y modelos más famosas de la época y además haber participado en el cumpleaños de uno de los presidentes estadounidenses más recordados de los últimos tiempos no es para desmerecer. Por esto mismo, surge la primera duda: ¿cómo debería contabilizarse el vestido? Dentro de las posibilidades en las que pensamos inmediatamente podría ser inventario o propiedad, plata y equipo, sin embargo, la respuesta es un poco más compleja es que debería ser un activo intangible. ¡Sí, cierre la boca de su asombro y deje de escribir una crítica inmediata! A continuación, el respaldo de esta afirmación.

 

Según la Norma Internacional de Contabilidad (NIC) 38, que rige la contabilización de los activos intangibles, un activo tangible es definido como “un activo identificable de carácter no monetario y sin apariencia física”, no obstante, se menciona que ciertos activos intangibles podrían estar contenidos en un soporte de apariencia física, por ejemplo, un cuadro famoso. En el caso del vestido, a pesar de estar hecho de una fina seda e incrustaciones de cristal cocidas a mano, no es tan raro pensar que la mayor parte del valor de esta pieza proviene de algo intrínseco, por lo que lo correcto sería clasificarlo como un activo intangible. En el fondo, el vestido es tan valioso por quién lo usó y en la situación, ya que no sería así si lo hubiésemos utilizado nosotros (o cualquier otra persona común y corriente).

 

¿Habrá tenido algún valor para el museo?

El solo hecho de haber pagado $5.000.000 por el vestido de Marilyn Monroe no amerita convertirlo en un activo per sé, sino que debe tener capacidad de generar beneficios económicos futuros. Considerando que se lo “arrendaron” gratis a Kim Kardashian, a lo mejor, no sea tan extraño cuestionarse su capacidad de generar beneficios económicos. Si su imaginación va un poco más allá, quizás descubra que los ingresos por entradas de cualquier museo, aumentan en la medida que las colecciones que se exhiben en ellos son más solicitadas. Posiblemente, incluso antes de que lo utilizara Kim Kardashian, el vestido de Marilyn Monroe atraía importante atención, así que no dudamos de que sea un activo con un inmenso potencial de generar ingresos. La pregunta de fondo, y qué posiblemente permita responder la última pregunta es: ¿pudo haber hecho Kim Kardashian que este vestido valiera una fortuna más?

 

Deterioro físico versus deterioro contable

De acuerdo con la NIC 36, un activo está deteriorado contablemente si es que el valor reflejado en la Contabilidad, es decir, el valor neto en libros, es irrecuperable. Las formas de recuperar la inversión realizada en un activo son dos: (i) por su uso continuado, y (ii) por su liquidación. Una entidad, generalmente, opta por maximizar el valor de sus activos, por consiguiente, usará continuadamente el activo cuando el valor presente de estos flujos (valor en uso) sea mayor que el valor neto de liquidación, es decir, el precio de venta menos cualquier costo de enajenación (valor realizable neto).

 

Le supuesto daño del vestido generó muchísimo debate y especulación en las redes sociales, lo cual, posiblemente, generó mayor tráfico en el museo para verificar si realmente estaba deteriorado o no. Dado esto, es muy posible que los flujos de efectivo que generaba el vestido hubiesen aumentado, dando un mayor fair value y valor en uso que el que tenía antes del “incidente”. Por lo tanto, el que se hubiese deteriorado físicamente (o no) no es equivalente a que haya ocurrido un deterioro en el sentido contable (lo cual, posiblemente, no ocurrió). Esto no es extraño de ver, no solamente con estos casos actuales, sino que construcciones históricas como el Partenón o el Coliseo Romano, que están “bastante deterioradas” físicamente hablando, no lo están en la Contabilidad de sus países. Sí, los países también llevan su Contabilidad y tienen normas específicas para eso llamadas las Normas Internacionales de Contabilidad para el Sector Público op NIC-SP.

 

Entonces, deteriorar o no deteriorar, he ahí el dilema.