Por Flavia García Carreño.
Generalmente, tenemos dos opciones en cuanto al dinero: gastarlo o ahorrarlo. A gran escala, un consumo masivo aumenta la demanda, y esta, a su vez, produce una serie de efectos en la economía; entre ellos se encuentra la temida inflación. Según el Banco Central, en Chile existe un gran impulso al gasto. En cambio, en Japón ocurre todo lo contrario, pues es muy común que se practique el «Kakebo»: el arte de ahorrar dinero, el cual consiste en escribir a mano la administración de ingresos para establecer metas financieras y gastar de manera más prudente. En principio suena como una buena praxis, sin embargo, ha sido tanto el nivel de ahorro en la población, que Japón tuvo que tomar medidas mayores. Así fue como en 2016 el Banco Central de Japón introdujo una tasa de interés negativa del -0,1%. Establecer una tasa de interés negativa implica que los bancos y otras instituciones financieras deban pagar intereses por mantener sus depósitos en el Banco Central en lugar de recibir intereses. Esto se hace con el propósito de desincentivar el ahorro y fomentar el gasto y la inversión económica, para así lograr combatir la deflación a la cual Japón se ha enfrentado durante casi toda una década.
Hoy en día, la situación en Japón no es muy distinta debido a que la mayoría de los japonenses prefieren el ahorro al gasto, a pesar de las tasas negativas. Es por esto, que el Banco de Japón (BOJ) ha anunciado el martes 31 de octubre de 2023 un nuevo grado de tolerancia hacia el aumento de los rendimientos de los bonos del gobierno, lo que indica el fin de su política de siete años de mantener bajas las tasas a largo plazo. Por lo tanto, se espera que el rendimiento de los bonos después del cambio de la política de tasas será mayor, dado que se fijarán los bonos en función de las «tasas de mercado y otros factores». En una noticia más reciente, publicada el martes 23 de enero de 2024 por La Tercera, se reafirma que el BOJ se muestra cada vez más convencido de que se acerca el final de los tipos de intereses negativos. Pues el gobernador del Banco Central de Japón, Kazuo Ueda, aseguró que la probabilidad de que el país alcance de forma sostenible el objetivo de inflación del 2% está aumentando gradualmente gracias a las perspectivas de subida de los salarios. La precaución del Banco de Japón refleja los 25 años de deflación que han socavado el crecimiento salarial y han impulsado al banco central a seguir aumentando los estímulos. La última vez que Japón subió los tipos de interés fue en 2007. Una medida que los políticos criticaron por prematura, dado que se trataba de una medida que no se había aplicado y, en muchos sentidos, parecía contraria a la lógica. Además, se temían los posibles efectos secundarios, tales como los riesgos para la estabilidad financiera derivados de la menor rentabilidad de los bancos.
En conclusión, a pesar de la controversia que ha generado esta medida tomada por Japón hace varios años, muchos economistas apuntan a que las tasas de interés negativas del BOJ han podido estimular la inflación. En un análisis realizado por Robert Brusca en Harver Analytics, el 22 de diciembre de 2023, se muestra un gráfico comparativo entre las tasas de inflación de Estados Unidos, Europa y Japón, donde este último ha aumentado moderadamente logrando alcanzar una inflación estable según la tasa básica. La evolución actual de las tendencias inflacionarias de este país pareciera sugerir que la inflación será más rígida que hace tres años atrás, dando índices a una transición de política monetaria más normal a nivel mundial. A fin de cuentas, las tasas de Japón si lograron ser una medida para estimular la inflación, pero debió ser acompañada junto a otros incentivos para lograr resultados más estables.
